El enemigo está en casa. Algo así debió de pensar Tony Stark cuando descubrió que un tal Mark Scarlotti se la estaba jugando en el corazón de su empresa. En el corazón de Ohio para ser más precisos. Que además trabajaba para la Maggia del conde Nefaria, que explotaba de la manera más imaginativa sus conocimientos cientificos, que le daba igual Iron Man que Spider-Man y que su atuendo podría haber arrasado en el festival de San Remo.
A partir de ahí, dejad volar vuestra imaginación y abrazad la onda retro de Hasbro, látigos cibernéticos mediante. Lo que nos queda claro es que malos malísimos de Marvel con el seudónimo Whiplash hubo unos cuantos pero ninguno como este.
